La temperatura del vino

El Sommelier es el experto en bebidas (no sólo vinos), que se encarga de recomendar la mejor opción para acompañar una comida. Generalmente los maridajes se hacen con vinos, por eso bastante tiempo del estudio se dedica a los vinos, un gran universo. También hay posibilidad de hacer muy buenos maridajes con cerveza, cocktails, agua, café y otras bebidas más. La labor del sommelier es que esa bebida llegue al comensal de la mejor manera, para eso estudiamos la forma correcta de servirla, todas sus características e historia para hacer la experiencia lo mejor posible. Desde el inicio en la Escuela de Sommeliers, el mayor énfasis, para asegurar esa experiencia óptima es la temperatura del vino.

La expresión de un vino cambia bastante en la temperatura incorrecta, un espumante servido a la misma temperatura de un vino tinto se siente pesado y con mucho alcohol, mientras que un vino tinto frío pierde sus aromas florales y frutales. Esto quiere decir que sería ideal tener un termómetro para beber vinos en casa, pero hay algunas formas de mantener el vino a la temperatura correcta.

Siempre nos dicen que la temperatura ambiente es la ideal para los vinos tintos, pero si estamos en una terraza en Cartagena, la temperatura ambiente del vino será completamente distinta a la de Bogotá, lo que cambia sus características. La temperatura para la mayoría de vinos tintos es 16° -18°C, esto es un día frío en Bogotá, por lo tanto si sentimos la botella caliente, podemos dejarla unos minutos en agua fría o en la nevera, para que el vino obtenga la temperatura correcta. Si vamos a tomar un vino tinto joven o ligero o un Pinot Noir, siempre debemos enfriarlo a 14°-16°C, lo ponemos en la nevera una hora antes de servirlo. Si sentimos que el vino está muy frío, en la copa lo calentamos un poco con la mano, para que exprese todos sus aromas. Es más fácil subir la temperatura que bajarla.

Los vinos blancos y rosados se toman fríos, 8°-10°C, debemos ponerlos en la nevera y luego en un recipiente con hielo y agua para que mantengan la temperatura, el agua ayuda a que se enfrié toda la botella y no sólo algunos puntos. Los espumantes se deben servir bien fríos, entonces podemos poner sal en el recipiente con hielo y un poco de agua para que se mantenga más frío. Si no se siente tan frío el vino, hay que darle vueltas a la botella entre el hielo con agua para que tenga contacto el agua helada con toda la superficie.
Esta es una guía general, pero cada vino tiene características, que pueden variar la temperatura de servicio, por eso es importante mirar la contraetiqueta por si hay alguna recomendación especial de la bodega. Si en un restaurante sentimos el vino muy caliente (a veces lo guardan en la cocina), siempre es válido pedir un recipiente con hielo y agua.

La labor del sommelier es recomendar la mejor opción, pero siempre la última palabra la tendrá el comensal. Si definitivamente una persona prefiere otra temperatura, lo recomendable es ensayar la temperatura sugerida una vez al menos, para estar seguro de cómo le parece mejor. Sybarité siempre recomendará la temperatura ideal para cada vino, para que cada persona lo pueda experimentar.

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